Free bird

La antesala de todo empezó el viernes a las 17:00 hrs. Me junte con mi instructor en el Parque Araucano, para empezar a practicar inflado de vela... después de una hora practicando, y haber sido arrastrado por el viento un par de veces, pude ya empezar recién a dominar la vela y poder llevarla donde quería -aunque generalmente iba donde ELLA quería- hasta llegué a dar pasos de tres metros de largo gracias a pequeñas levantadas. Terminó todo como a las siete -en realidad lo que terminó fue el viento- y quedamos en juntarnos al otro día para ir a Batuco a hacer lo mismo, y después un vuelo biplaza de instrucción.
Resulta que lo de Batuco era un asado con otros parapentistas -todos la raja- pero como iba a volar, no pude tomar una sola gota de alcohol... hace tiempo que no me comía un asado con Coca-Cola... Tipo cinco y media, partimos al lugar de aterrizaje: un campo abierto, con unos cuantos árboles, que estaba más dedicado al Ala Delta que al parapente. Llegamos al lugar, y no había tanto viento como el día anterior en el Parque Araucano, de hecho pude controlar mucho mejor la vela, y esta vez si poder llevarla hacia donde quería...
A los pies del cerro, había como un montículo pequeño, de unos 10 metros de altura, donde se podía hacer una especie de mini despegue, para acostumbrarse a como se comporta la vela en una situación de vuelo real. El primer "vuelo", para mi fue bueno, o sea, no se puede hacer mucho, más que tratar de ir siempre derecho, y probar el aterrizaje, ya sin nadie que te esté diciendo en qué momento frenar a concho... Pero la sensación de no tocar el suelo y flotar por unos 30 metros, ya es increíble. Cuando iba a aterrizar, me adelante un poco en el frenado, no me pasó nada, aterricé de pie, pero fue un poco brusco... El segundo fue el que más me gustó: apenas inflé la vela y giré para empezar a correr, me elevé... estuve casi 50 metros sin tocar el piso, tiré los frenos en el momento justo, aterrizando muy suave con dos pasos. Cuando bajé la vela, me reía sólo... aunque volver con la vela y el equipo a cuestas por esa subida no era muy agradable, valía la pena... El tercer despegue, en la parte técnica fue el mejor, pero no me gustó porque también fue el más corto. Cuarto vuelo no hubo porque se acabó el viento, asi que tuve que bajar a pata con todo el equipo...
De vuelta a donde estaban con el asado, ya estaban todos curados, así que obligado a ponerse al día... jejeje. Fue en ese momento cuando el Carlos me dijo que había avanzado demasiado, y que mañana iba a volar solo en Las Vizcachas... Obviamente nunca le creí, pero de todas maneras quedé con una ansiedad que ni siquiera tenía la primera vez que me subí a un Pillán...
Nos juntamos el domingo después de almuerzo, y partimos a Las Vizcachas. En el camino nos fuimos conversando de aerodinámicas y cosas por el estilo, al mismo tiempo que me decía que había cambiado la vela, por una más ad-hoc a mi peso. Cuando llegamos, me fijé que la vela nueva era más grande que la primera que usaba, y por lo tanto costaba más inflarla y mantenerla estable... en una de las prácticas me enredé con las bandas de un parapente vecino, justo con una ráfaga de aire, y literalmente comí tierra... Aunque después de un poco más de una hora, pude dominar la vela -si no lo hacía, simplemente no volaba-
Luego de eso, ajustamos la silla y practicamos el plan de vuelo en tierra. No era mucho, pero como era mi primera vez solo allá arriba, quería aprenderme los movimientos para evitar cualquier cosa... Técnicamente era idéntico a lo que había hecho en Batuco el día anterior, pero en vez de despegar a 10 metros, lo haría a 250, por lo tanto, no quería darme un porrazo en el primer vuelo...
A las 19:30 más o menos, llegó la camioneta que nos llevaría, junto a otros parapentistas a la zona de despegue, y durante toda la subida, no hablé nada, solo miraba a los que ya estaban volando y deseaba estar allá arriba, mientras pensaba una y otra vez lo que tenía que hacer...
Cuando llegamos a la zoa de despegue, hice todo parte por parte: desplegué la vela en el piso, me puse el equipo, revise las bandas y líneas, probé la radio, y esperar a que despegaran los otros antes que yo... no quería que nadie estuviera ahí... Hice un pre-inflado, me puse de espaldas al viento, con las bandas bien firmes en la mano, esperando a que me dieran el visto bueno de que no había nadie más cerca de la zona de despegue... Cuando escucho el "vamos maestro" subo la vela, pero como que se acabó el viento y se me bajó a la mitad... tuvimos que subirla un poco, porque ya había empezado a echarme hacia atrás y estaba muy cerca de la ladera.
Segundo intento... bandas y frenos bien tomados, siento un buen viento en la espalda y las palabras del Carlos: "vamos, dale, no hay nadie, levanta la vela, gira y corre" ya en ese momento no tenía los pies en la tierra... me pegué un grito de alegría -que según me contaron después sonó un poco diabólico- miré hacia abajo y se veían unos arboles bastante más abajo de mis pies... Me siento en la silla y empiezo a escuchar por radio que iba bien, que siguiera derecho para salir de la ladera y después que empezara con los giros...
El sentir el viento en la cara, una vista muy increíble, y esa sensación de libertad, es algo difícil de explicar... creo que sólo quienes lo han hecho pueden entender...
El vuelo fue corto... Hice unos giros para aprovechar unas térmicas para sentir la reacción de la vela, y me fuí a la zona de aterrizaje, empecé a maniobrar para perder altura, una vez que ya estaba de frente al viento, sólo tuve que esperar el momento justo para tirar de los frenos y aterrizar... fue todo perfecto, aterricé en el lugar preciso, y de pie, ni siquiera tuve que dar dos pasos, sólo dí uno para girar y bajar la vela... luego de eso, solo, en la mitad de la zona de aterrizaje, me puse a bailar...